“La mayor parte de vosotros vive en la superficie de su ser, expuesto al contacto de las influencias exteriores. Vivís, por así decirlo, casi proyectados al exterior de vuestro cuerpo y cuando encontráis un ser desagradable, proyectado como vosotros hacia afuera, os sentís trastornados. Toda la dificultad viene de que vuestro ser no tiene el hábito de tomar distancia. Es preciso, siempre, penetrar en vosotros mismos. Aprended a descender profundamente al interior. Tomad distancia y estaréis seguros. No os abandonéis a las fuerzas superficiales que se mueven en el mundo exterior. Aun si os urge hacer algo, tomad distancia durante un instante y descubriréis, para vuestra propia sorpresa, que hacéis más rápido y mucho mejor el trabajo que tenéis que hacer. Si alguien está furioso contra vosotros, no os dejéis atrapar en sus vibraciones sino, simplemente, tomad distancia, y su cólera, al no encontrar en vosotros ni apoyo ni respuesta, se desvanecerá. Manteneos siempre en paz, resistid toda tentación de perder esta paz. No decidáis nada sin tomar distancia, no digáis jamás una palabra sin tomar distancia, no os lancéis jamás a la acción sin tomar distancia.”
La Madre