“Mostraríamos sin dificultad que los diferentes grados de la tristeza corresponden también a cambios cualitativos. Empieza por no ser sino una orientación hacia el pasado, un empobrecimiento de nuestras sensaciones y de nuestras ideas, como si cada una de ellas se contuviera ahora toda ella en lo poco que da, como si el porvenir nos estuviera de algún modo cerrado. Y termina por ser una impresión de aplastamiento que hace que aspiremos a la nada y que cada nueva desgracia, al hacernos comprender mejor la inutilidad de la lucha, nos cause un placer amargo.”
Henri Bergson