“El hombre ordinario no sabe nada de sus méritos, pero conoce muy bien los ajenos con la tácita ansiedad de encontrar algún día que son inferiores a los suyos. (…) El hombre distinguido es el que no se compara. Ser hombre distinguido es reposar en sí mismo. (…) En las comunidades, el hombre distinguido predomina; sólo con él son posibles estas formas de agrupación en que cada cual ocupa los distintos cargos que sus propios méritos señalan. Con la sociedad aparece la idea de la igualdad absoluta, ocurrencia salvadora del hombre vulgar que la predica y la impone; como no reside en su ser, como no descansa en sí mismo, tiende a buscar en los demás motivos de inferioridad, los que no hallados, lo inducen a descubrir la idea de la igualdad mecánica que nivele a todos como portadores en igual cantidad de unos mismos valores. (…) En los movimientos nacientes de la cultura, el hombre distinguido es el que crea.”
“Existe una honda afinidad entre lo cómico y lo trágico. Comedia es también como tragedia función de los medios, cualidad de los medios, virtud de los medios. Una y otra son sendas hacia una finalidad. Pero mientras la tragedia incluye la plenitud en la realización del fin, la comedia es el aborto de la finalidad, es la adquisición frustrada. Lo cómico perece en la mezquindad del fin, al par que lo trágico muere en su plena posesión.”
Cayetano Betancur